Él observaba cómo sus sueños se iban alejando de él
Nunca había tenido pretensión, ni, digamos, ambición
Pero unas ganas plausibles de vivir a cualquier precio
Se iban apoderando instintivamente
Él, quien hacía poco vacilaba sobre la mejor manera de suicidarse
Empezó a ver el mundo, la realidad
Con una mirada de afecto, de familiaridad
Le costaba creer que pudiera abandonarlo todo
Por más que sus sueños decidieran dejarlo en la estacada
Aún tenía vida, se dijo
Y quién como los perros
Que no se cuestionan nada
Quién como los pájaros
Que viven su vida sin causar gran alboroto
Pensó en la futilidad de la vida y, aun así, se alegró de estar vivo
Se alegró de no haber tomado la decisión fatal
Quizá su tristeza empezaba a alejarse
Quizá, sólo quizá, renació a todo lo que no era capaz de ver antes
Y se alegró por primera vez en mucho tiempo
Miró a su alrededor y todo parecía tranquilo
Él nunca había sido de mucho barullo
Y se alegró de que todo fuera tranquilo
Estar tan cerca de la muerte da a uno mucho en qué pensar
Y se alegró
Observó de nuevo a sus sueños y sintió que por mucho que se alejaran
Eran sus sueños
Y siempre los podría hacer volver
Siempre podría volver a construirlos
O incluso dejarlos
Y no vendría la policía a preguntarle sobre su realización
No vendría nadie
Mas que su conciencia inquisitiva
Que tendría que empezar a domar para que todo siguiera tranquilo
Para que él siguiera alegrándose
Para que las mañanas fueran mañanas
Las tardes tardes
Y las noches noches
Y así quedó observando
Cómo si tristeza se alejaba
Y cómo, quizá, renacía a lo que no era capaz de ver antes
Hola Flor!
Tus últimas entradas me recuerdan, de alguna manera, a El Espejo en el Espejo de Michael Ende, un laberinto en el que cada pasillo tiene déjà vues de los otros pasillos, avanzando y eligiendo caminos. Me encanta leerte y leer tu hambre de vida 🙂
Gracias por leerme Ceci! Mi hambre de vida tiene que ver con mi última sobreidentificación con Tanatos y mi urgencia por salir de él. Tiene buena pinta tu libro, lo buscaré. Un abracito
Lo había imaginado -por eso me alegra aún más-, aunque leyéndote lo que me has transmitido sobre todo es Vida.
Creo que a veces buceamos y buceamos hasta que encontramos el fondo, pero eso no quiere decir que quedarnos allí sea lo que queremos. Creo que a veces necesitamos verlo para darnos cuenta de que Tánatos no tiene sólo una cara; eros-tánatos, el cambio, el renacimiento, la fertilidad. Perséfone vuelve al encuentro de Démeter.
Un abrazote linda!