Triste como una copa vacía.
Inútil sinsentido mi existencia.
En la carencia del amor vibro.
En la ausencia de propósito mi conciencia
…
Quiero descansar en un regazo,
un lugar que creo inexistente.
Quiero una caricia en el alba,
quiero una sonrisa que sea mía,
paz y amor sin pausa.
…
Quiero sentir dicha sin deseo,
paz sin satisfacer su prisa.
Quiero tenerme en un recreo,
y respirar la brisa y nada más.
…
No hallo lugar en mi interior,
que no esté con la espada alta.
No hallo sitio en mi exterior,
donde no se libre una batalla.
…
Quiero cesar mi guerra interna,
despertar del sueño eterno del deseo.
Quiero parar mi pensamiento.
Quiero sentir que estoy adentro.
Y sin volarme la cabeza en el intento,
quiero saber la raíz de mi existir,
conocer el pulso de mi aliento.
…
Te fuiste un día y me dejaste,
te cambié por ella y ya lo sabes,
ahora no sé dónde encontrarte,
me quedé solo y volví a hallarte.
…
Creyendo que todo lo podía comprar,
me dediqué a venderme y nadie lo hizo.
Me volví cosa, artículo inerte,
inanimado juguete sin ilusión.
Creyendo que todo lo podía vender,
me regalé a aquel que no me compraba,
y empecé a entender que comprar y vender,
nada tiene de presente y alma.
Y esperando silente a reconocerme,
agradecí lo que es gratis y su dicha merece.
Enrique González Camacho